Fue un amanecer frio acobijado por un cielo gris, apenas perturbado por el ronco eco de un cohete que indicaba la hora de reunirnos para abordar el autobús. El reloj marcaba las cinco horas y treinta minutos de la mañana cuando estaba saliendo el primer autobús de tres, que llevaría a los 171 peregrinos dispuestos a realizar esta XIX Caminata Guadalupana de Camarón de Tejeda a Potrero Nuevo. La invitación se realizó exactamente hace un mes para hombres y mujeres mayores de 13 años preparados a caminar 30 km como ofrenda a la Morenita del Tepeyac.
Camarón de Tejeda nos estaba esperando con un impresionante cielo claro adornado apenas con los primeros rayos del sol que atravesaban ya nuestras ropas y que prometían un día por demás caluroso, y así fue. Como caravana bíblica, liderada por nuestro estandarte y custodiada por nuestras banderas de sección, emprendimos a las siete horas con cuarenta y cinco minutos nuestro recorrido: padres, jóvenes, matrimonios, adolescentes, madres y scouts; todos como uno solo entre cantos, rezos y vivas teníamos por meta llegar puntual a las cuatro horas de la tarde a la tradicional Eucaristía de Inditos en el nuevo templo de Potrero Nuevo.
El Párroco nos estaba esperando y no se aparto de la puerta principal sin darle la bienvenida con agua bendita a cada uno de los peregrinos. La satisfacción que se siente el haber realizado, para unos por vez primera, esta caminata es difícil comprenderla desde una dimensión humana. La mayor satisfacción es para aquéllos jóvenes, que allá por 1991, lo que empezaron como un reto, hoy por hoy, se niega a morir y contrario a eso cada año se revitaliza más como una expresión de fe necesaria y por demás esperada: Nos vemos en la XX Caminata Guadalupana. Es solo una pequeña caminata y nos faltan veinte más…
Camarón de Tejeda nos estaba esperando con un impresionante cielo claro adornado apenas con los primeros rayos del sol que atravesaban ya nuestras ropas y que prometían un día por demás caluroso, y así fue. Como caravana bíblica, liderada por nuestro estandarte y custodiada por nuestras banderas de sección, emprendimos a las siete horas con cuarenta y cinco minutos nuestro recorrido: padres, jóvenes, matrimonios, adolescentes, madres y scouts; todos como uno solo entre cantos, rezos y vivas teníamos por meta llegar puntual a las cuatro horas de la tarde a la tradicional Eucaristía de Inditos en el nuevo templo de Potrero Nuevo.
El Párroco nos estaba esperando y no se aparto de la puerta principal sin darle la bienvenida con agua bendita a cada uno de los peregrinos. La satisfacción que se siente el haber realizado, para unos por vez primera, esta caminata es difícil comprenderla desde una dimensión humana. La mayor satisfacción es para aquéllos jóvenes, que allá por 1991, lo que empezaron como un reto, hoy por hoy, se niega a morir y contrario a eso cada año se revitaliza más como una expresión de fe necesaria y por demás esperada: Nos vemos en la XX Caminata Guadalupana. Es solo una pequeña caminata y nos faltan veinte más…
0 comentarios:
Publicar un comentario