Los verdaderos regalos no pesan

A ustedes mis amigos los de porque si y los de bueno va… a los que en un instante te roban el corazón y se necesita más de una vida para terminar de conocerlos, disfrutarlos… a los que me tienen toda la paciencia y a los que me enseñan con verdades tan ciertas… a los que cruzaron la pared –no saben cuanto los extraño y más en ciertas tardes cuando traen el sabor de otras tardes-… a los que les di mi mano y me entregaron el alma… a los que me enseñaron las cosas por las que estaría dispuesto a morir… a ustedes amigos los nuevos y a los de toda la vida les pido que amamantemos a la hija nacida del tiempo: la amistad.

Quizás llamando, orando, escribiendo, haciendo sentir; no solo que estamos sino que servimos; y que servimos para algo y no para nada. Y a que no perdamos el humor y que sigamos creyendo.

Si tuviera que enumerar los deseos, los míos para ustedes, no llegarían a leerlos ya que son demasiados, tantos, tan equiparables a las estrellas del cielo y a las arenas del mar, y ustedes lo saben bien, por lo tanto lo que mas quiero, en verdad, es agradecerles por darme color, latidos, luz, fé, ganas de vernos, besar, reír, ver, creer que Dios es bueno, compartir silencios, pensar que vale vivir; y como lo diría el tío Jaime Sabines: “vivir del mejor modo posible. Peleando, lastimando, acariciando, soñando. -Pero siempre se vive del mejor modo posible-”.

Somos nuestros momentos mejores y peores. Pero sobre todo que seamos capaces de conocer este año a alguien lo suficientemente interesante, como para querer conocerlo mejor: Te imaginas uno por año ¿Cuántos años tienes?

Viva la vida, vivan las ganas de creer y sentir, y viva la esperanza, que es nuestra, solo nuestra ¡carajo!, de pensar que todo viene mejor. Los verdaderos regalos no pesan y aun así no se los lleva el viento. Que este 2010, sea un año mejor que el que paso, a todo nivel, por favor.

¡ Bienvenido 2010 !