Cristina; la única mujer caminante que participo en la excursión le pregunto a su jefe de sección antes de partir; ¿porque ir al Pico de Orizaba? y pareciera que la respuesta fue primero que la pregunta por la rapidez de la réplica: para forjar el espíritu. La resonancia de las palabras no hizo eco en el lugar de reunión sin embargo retumbaban en la mente con la misma intensidad en cada nuevo instante de las 18 horas de estadía en el albergue Piedra Grande a más de 4,250 msnm.
Allá por el 6 de Octubre del 2007 el equipo de ski alpino de Austria en audiencia con el Papa Benedicto XVI comentaba "que el deporte ayuda al hombre a percibir las propias capacidades como un talento y la vida como un don de Dios... Asimismo, cuando se practica deportes de alto nivel falta preservar la armonía interior entre el cuerpo y el espíritu, no reduciendo el deporte solamente a la mera obtención de resultados". Señalando también que algunas virtudes que se viven en el deporte como "la tenacidad, el espíritu de sacrificio, disciplina interior y exterior; y además, un sentido de justicia, aceptación de los propios límites, respeto por el otro", deben también vivirse en la vida cotidiana.
Cierto es que el Citlaltépētl nos estaba esperando; se vistió de impresionantes paisajes, nos mostro sus mejores peñascos maquillados con nubes blancas y libres, nos mostro su humor infantil presente en tiempos combinados de neblinas impenetrables, de brisa suave, de un sol que pareciera acaba de ser inventado, del paso silencioso de un frio que estampaba nuestra piel, nos arrullo en la noche con la música inconfundible de una lluvia torrencial y dejo que nuestro cobijo fiel fuese un frio que nos mostraba cuales eran los limites de nuestro cuerpo. El domingo desafiando a conquistarlo se fue descubriendo ante nosotros en el despertar solemne de un nuevo día; todos como caravana bíblica emprendimos el ascenso y cada uno, por lo menos este año, se venció a si mismo, conoció sus límites y capacidades, y al final del día con la sonrisa en nuestro rosto agradecimos que lo mejor que nos puede pasar siempre en esta vida es vivir.
Allá por el 6 de Octubre del 2007 el equipo de ski alpino de Austria en audiencia con el Papa Benedicto XVI comentaba "que el deporte ayuda al hombre a percibir las propias capacidades como un talento y la vida como un don de Dios... Asimismo, cuando se practica deportes de alto nivel falta preservar la armonía interior entre el cuerpo y el espíritu, no reduciendo el deporte solamente a la mera obtención de resultados". Señalando también que algunas virtudes que se viven en el deporte como "la tenacidad, el espíritu de sacrificio, disciplina interior y exterior; y además, un sentido de justicia, aceptación de los propios límites, respeto por el otro", deben también vivirse en la vida cotidiana.
Cierto es que el Citlaltépētl nos estaba esperando; se vistió de impresionantes paisajes, nos mostro sus mejores peñascos maquillados con nubes blancas y libres, nos mostro su humor infantil presente en tiempos combinados de neblinas impenetrables, de brisa suave, de un sol que pareciera acaba de ser inventado, del paso silencioso de un frio que estampaba nuestra piel, nos arrullo en la noche con la música inconfundible de una lluvia torrencial y dejo que nuestro cobijo fiel fuese un frio que nos mostraba cuales eran los limites de nuestro cuerpo. El domingo desafiando a conquistarlo se fue descubriendo ante nosotros en el despertar solemne de un nuevo día; todos como caravana bíblica emprendimos el ascenso y cada uno, por lo menos este año, se venció a si mismo, conoció sus límites y capacidades, y al final del día con la sonrisa en nuestro rosto agradecimos que lo mejor que nos puede pasar siempre en esta vida es vivir.
1 comentarios:
ESTA FOTO CASI ES UNA ESCENA DE LA SERIE LOST, PERO AL FINAL ENCONTRAMOS EL CAMINO DE REGRESO A NUESTRO PEQUEÑA PATRIA CONOCIDA COMO POTRERO.
Publicar un comentario