La era light nos ha invadido, la vida fácil sin esfuerzo se ha convertido en el virus que está destruyendo la mayor fortaleza del ser humano: la voluntad. Mucha gente se lo atribuye a la prosperidad, las naciones que han alcanzado niveles altos de riqueza son los mejores clientes de los artículos que hacen más fácil la vida, por supuesto no me estoy refiriendo a renunciar a utilizar el avión y decidir caminar 800 kilómetros. No se trata de rechazar los avances tecnológicos que facilitan nuestra existencia, no, a lo que me refiero es a la ausencia de valores que nos impulsen a lograr lo que deseamos, es así como surge una peste social que es la mediocridad que se caracteriza por el deseo de obtenerlo todo a cambio de nada.
Por ejemplo un nuevo analfabetismo nos está invadiendo; mucha gente sabe leer pero pasan la vida como si no supieran, de nada le sirve y renuncian a una de las más valiosas fuentes del conocimiento, la lectura. Has pensado que cuando adquieres un libro por una suma relativamente baja adquieres tal vez años de investigación y sabiduría, los libros no pertenecen a los autores sino a quienes hacen suyas las ideas y las practican.
Para conquistar a una persona hay que esforzarse para atraerla y seducirla, en cambio el violador opta por el camino rápido y fácil. El ladrón abrevia en lograr lo que desea arrebatándole a los demás el resultado de su esfuerzo. El narcotraficante genera una fortuna fácil a través de la destrucción de otros seres humanos. El corrupto extorsiona para lograr sin esfuerzo su propio bienestar. El drogadicto crea una realidad virtual sin esfuerzo, además de que se autodestruye y se convierte finalmente en un trapo humano, en la mayoría de los casos el mediocre resignado acumula un rencor sin límites contra aquellos que poseen más que él y muchas veces se une a grupos de protesta que “exigen justicia social”, que en el fondo no es otra cosa que reclamar que se le dé todo sin dar nada a cambio.
La mediocridad es un movimiento real y actuante, tiene misioneros que van expandiendo su doctrina apasionadamente: “No te esfuerces, goza la vida, solo se vive una vez, todo es relativo, nada vale la pena”, son entre muchas sus expresiones típicas para unir más seguidores a su movimiento.
Las principales características de la mediocridad son: el no esfuerzo, la envidia y el rencor. Su filosofía: quedarse en la mitad del camino entre el ser y el no ser y son por supuesto la tierra fértil para la delincuencia; es más, deberíamos declararla enemiga de la humanidad puesto que va restando talentos que de no haber adoptado esta nefasta actitud, nos hubieran beneficiado por las aportaciones que nos pudieron haber dado para acrecentar la riqueza de la humanidad.
Es necesario despertar y comprender cabalmente que solamente a través del esfuerzo legítimo podremos disfrutar plenamente de nuestros logros, triunfando en la búsqueda del bien, haciendo de la ética la brújula de nuestras acciones con lo cual nos dignificamos respetándonos a nosotros mismos, y poder convertirnos en protagonistas de una nueva arquitectura social.
Los líderes auténticos saben que a través de su esfuerzo constante, de su entrega sin límites alcanzan convertir finalmente sus sueños en realidad.
José Armando Betancourt Urzua
Por ejemplo un nuevo analfabetismo nos está invadiendo; mucha gente sabe leer pero pasan la vida como si no supieran, de nada le sirve y renuncian a una de las más valiosas fuentes del conocimiento, la lectura. Has pensado que cuando adquieres un libro por una suma relativamente baja adquieres tal vez años de investigación y sabiduría, los libros no pertenecen a los autores sino a quienes hacen suyas las ideas y las practican.
Para conquistar a una persona hay que esforzarse para atraerla y seducirla, en cambio el violador opta por el camino rápido y fácil. El ladrón abrevia en lograr lo que desea arrebatándole a los demás el resultado de su esfuerzo. El narcotraficante genera una fortuna fácil a través de la destrucción de otros seres humanos. El corrupto extorsiona para lograr sin esfuerzo su propio bienestar. El drogadicto crea una realidad virtual sin esfuerzo, además de que se autodestruye y se convierte finalmente en un trapo humano, en la mayoría de los casos el mediocre resignado acumula un rencor sin límites contra aquellos que poseen más que él y muchas veces se une a grupos de protesta que “exigen justicia social”, que en el fondo no es otra cosa que reclamar que se le dé todo sin dar nada a cambio.
La mediocridad es un movimiento real y actuante, tiene misioneros que van expandiendo su doctrina apasionadamente: “No te esfuerces, goza la vida, solo se vive una vez, todo es relativo, nada vale la pena”, son entre muchas sus expresiones típicas para unir más seguidores a su movimiento.
Las principales características de la mediocridad son: el no esfuerzo, la envidia y el rencor. Su filosofía: quedarse en la mitad del camino entre el ser y el no ser y son por supuesto la tierra fértil para la delincuencia; es más, deberíamos declararla enemiga de la humanidad puesto que va restando talentos que de no haber adoptado esta nefasta actitud, nos hubieran beneficiado por las aportaciones que nos pudieron haber dado para acrecentar la riqueza de la humanidad.
Es necesario despertar y comprender cabalmente que solamente a través del esfuerzo legítimo podremos disfrutar plenamente de nuestros logros, triunfando en la búsqueda del bien, haciendo de la ética la brújula de nuestras acciones con lo cual nos dignificamos respetándonos a nosotros mismos, y poder convertirnos en protagonistas de una nueva arquitectura social.
Los líderes auténticos saben que a través de su esfuerzo constante, de su entrega sin límites alcanzan convertir finalmente sus sueños en realidad.
José Armando Betancourt Urzua
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